Sencillos consejos para evitar el miedo de hablar en público
¿Quienes de nosotros no nos hemos puesto nerviosos cuando nos ha tocado hablar en una reunión familiar, una clase, una entrevista de trabajo, expresar una opinión en un debate, exponer alguna duda, mostrar desacuerdo, ir a dar una charla o un discurso ante un pequeño o gran número de personas?
Lo que para muchos está situación se convierte en una actividad desagradable y estresante, el miedo a hablar en público es una fobia que se la conoce con el nombre de glosofobia. Los síntomas más frecuentes que se suele experimentar y que merecen especial atención son: temblor, sudoración de las manos, aumento de la frecuencia cardíaca, dificultad al respirar, tensión muscular, pérdida de concentración, diversos lapsus, molestias gástricas, voz inestable y/o vértigo.
Pero no cabe duda que ni miembros de la realeza están libre de esto; como es el caso de el príncipe Enrique en una declaración el 1 de Diciembre de 2014, del Día Mundial de la Lucha contra el Sida compartio con el mundo el miedo que le provoca hablar en público. Así, mediante un video con duración de 52 segundos, declaró: "Mi secreto es, lo crean o no, que me pongo increíblemente nervioso antes de hablar en público, sin importar el número de personas frente a mí. Y aunque me esté riendo y haga bromas todo el tiempo, me pongo incluso hasta ansioso antes de entrar a salas llenas de gente".
Pero hablar en público en realidad no es tan difícil, más bien es un arte. Y un arte que debemos aprender cuanto antes, porque hablar en público con eficacia, nos ayuda a ser mejores profesionales, a elaborar discursos persuasivos estableciendo buenos argumentos, sino que también mejora nuestra autoestima, nuestra confianza personal, potencia nuestras relaciones y nos permite desarrollar la inteligencia emocional.
Aquí algunos sencillos ejercicios y consejos que te ayudaran a convertirte en un buen orador y a expresar tus ideas ante una audiencia, ya sea de cinco, cien o mil personas.
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Sencillez al expresarse: la audiencia que te escuche captará una o dos de las ideas que expongas. Cuanto mejor conozcas aquello de lo que vas a hablar y cuanto más te preocupes de estos aspectos, menos probable será que te equivoques y pierdas el hilo en esta exposición.
Organizate: cuanto más organizado estés menos nervioso te pondrás, sea larga o corta tu disertación es importante ordenar los elementos de la misma. Es decisivo tener un final con fuerza, pues quizá sea lo que la gente recuerde mejor.
Práctica: tu presentacion completa varias veces, la habilidad se forja con la práctica, puedes grabarte con una vídeo-cámara y ver como puedes mejorar, aprovecha cualquier oportunidad que tengas para practicar, puede ser una reunion con tus amigos más intimos, una reunión de trabajo u cualquier evento social para hablar en público.
Sé sincero: si tratas de ser distinto a como eres (poco natural), lo más seguro es que no vas a convencer a nadie. Si no te parece gracioso lo que estas contando, no esperes que el público se ría con ello. Si la información que pretendes transmitir no te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.
Trata de que sientan lo mismo que tú sentiste: emoción, o indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio, o perplejidad, si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocian.
Domina la situación: en los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.
No empieces hasta que hayas captado la atención de todos los presentes. Cada una de esas personas comprenderá inmediatamente que el orador se está dirigiendo a ella, y su cerebro se dispondrá a prestarle atención.
Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la derecha, una a la izquierda, y una al centro, dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo el auditorio.
Habla, no leas: leer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón; la expresión espontánea quizá no sea tan pulida, pero definitivamente es mejor.
No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres decir, y saber en qué parte va uno. Una buena idea es hacer notas con los puntos principales o con datos importantes que quieras dar a conocer.
Encuentra un mentor: como cualquier aspecto en la vida, encuentra un mentor que sea un experto en aquello que queremos hacer, hará que el camino del aprendizaje sea más rápido porque tu mentor te dará pautas y técnicas que a el lo sirvieron de ayuda y consejos sobre lo que hay que evitar, en conclusión un mentor nos guiara con los pasos correctos y los pasos incorrectos que debemos evitar, aunque esto no evitara que fallemos en nuestro aprendizaje.
Relájate: cuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar correctamente. Toda persona que acostumbra presentarse o actuar en público conoce la importancia de la respiración, no inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes hiperventilar. Para relajarte, sólo tienes que mover el diafragma suave y rítmicamente y dar inhalaciones largas y profundas.
Estos son algunos consejos que nos ayudarán para mejorar cuando estemos al frente de un escenario, es normal sentir nerviosismo a la hora de enfrentarnos a una situación desconocida para nosotros. Aceptalo y disfruta de tu presentación.
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